lunes, 22 de octubre de 2012

Yo tengo un sueño




Doy vueltas sobre la cama con dificultad, acomodo la almohada. Son casi las dos de la mañana y no cojo sueño. Sé que a esta hora debería estar dormido pero es difícil. Me llevo el brazo a la cara. Vuelvo a acomodar la almohada pero no encuentro la posición correcta. Sufro de insomnio, qué remedio. A esto se suma el dolor de todo el cuerpo, constante por el tipo de discapacidad, y, como si fuera poco, tengo que dar vueltas con frecuencia para no apoyar las zonas débiles a fin de no hacer una ulcera o escara. Si eso sucediera volvería a tener que estar seis meses internado como la última vez, sin poder moverme en absoluto.




















Tengo un bicho en la mente, eso hace que no pueda conciliar lo poco que puedo dormir. Estoy dándole vueltas a un asunto y me doy vueltas yo también y le sigo dando vueltas y vueltas a la idea, es más, ya empecé a buscar información. Estoy juntando todos los papeles necesarios y en algunos días los tendré. Este proyecto durará tres años, hoy fui a buscar la ultima información y todo está a mi favor. Espero que continúe así, llegó la hora de hacer algo a futuro, para mi futuro, claro. No sé si será fácil, seguramente no; pero lo lograré, daré todo de mí, pondré en practica mi lema: EL  IMPARABLE. No pararé hasta lograrlo, además, ya se lo pedí al zambo (el señor cautivo de Ayabaca) y al vago de octubre (el señor de los milagros), me confirmé con su corbata y todo. A lo mejor algún religioso que lea esto se sorprenderá con los sobrenombres, pero es sin mala leche, señores, es el grado de confianza (comprendan) que tengo con ellos y ellos me entienden, por lo menos eso creo. Me enrolaré a las aulas, seré un estudiante a mis casi treinta y ocho abriles. Sé que el zambo y el vago no me abandonarán esta vez. Pero, ojalá me ayuden también a dormir...

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