miércoles, 17 de diciembre de 2014

He adoptado un nuevo santo


El sol arde, arde como la fe de la gente. Ya es mediodía y alrededor de la loza deportiva se elaboran algunas alfombras que luego son entregadas en agradecimiento por algún milagro concedido en tiempos pretéritos. Otras gentes, en cambio, entregan sus ofrendas pidiendo su propio portento.
Aquel día el sol quemaba como probando la fe de sus eternos seguidores, a ver si alguno desiste. La gente estaba necesitada de un milagro. Observé a ese pequeño grupo entre la humareda. Cogían firme su rosario, entregaban algunos ramos de flores. Una capa larga de color negro era una ofrenda en señal  de agradecimiento mientras el grupo se refrescaba con alguna bebida, y comían algo los cargadores sahumaduras y cantores. Elevaban también a algunos niños a la altura de la imagen para que los proteja, para que cuide de ellos. De fondo una banda tocaba la marcha fúnebre. Después algunas lágrimas se ven rodar por las mejillas. Su destino final son las pecharas de sus eternos feligreses. Otras son interrumpidas a la mitad de su travesía con una suave pasada de mano.

Ahí estaba yo. Observaba la necesidad de la gente. A mí me tocaba pedirle un milagro, era mi turno. ¡Me tocaba! Me tocaron el bobo. Era un humano pecador, y aun así tenía bobo. Bastó una hora para sentir la necesidad desesperada de tus seguidores. ¿Y a ti? ¿No? Me imagino que tus feligreses tienen tiempo pidiendo, llorando, rogando, prometiendo... ¿Y? ¿Hasta cuando? Sólo respóndeme hasta cuando. Qué más tienen que hacer. Que te parece si hacemos un trueque, yo te adopto como un santo, y tu …, y tu…. haces realidad  esos milagritos que tanto desean  tus seguidores. Para mi nada. Basta con dejar de ver sufrir tanta gente. Anda, di que sí. Tú juntaste: perro, gato y pericote y hasta paloma. Hazte una más por favor, cura las heridas de tus feligreses y yo te adopto como santo. ¿Qué dices? ¿Trato hecho?        

Erick

sábado, 15 de marzo de 2014

La mafia de los PARASUR de Santiago

¡Carajo, basta de usar a las personas con discapacidad! ¡Basta, sobre todo, de manchar el deporte gestionando torneos internacionales que ganan los jugadores menos competentes!
Hace un año dejé de jugar tenis por falta de tiempo y llevo tres meses sin entrenar quad rugby por no estar de acuerdo con el tipo de trabajo que realizan quienes lo dirigen. Pensé retomar el tenis, pero se me hizo imposible por asuntos que tengo pendiente.
Los primeros días de enero recibí un e-mail de parte del comité paraolímpico peruano con una ficha de inscripción para participar en el mencionado torneo, valgan verdades me inscribí pensando poder entrenar cuatro hora diarias, cinco días a la semana (sabiendo que ese entrenamiento era poco para una competencia de nivel internacional). El asunto es que no llegué a entrenar ni michi.
Recibí luego una llamada para coordinar el examen médico. En ese instante, me animé creyendo que podría aún hacer lo posible para estar en competencia. Acordamos que me volverían a llamar para concretar el examen, pero la llamada nunca se hizo y yo, de nuevo, tampoco entrené. 
Por lógica tenía descartada mi participación en esta competencia de nivel internacional.
Sin embargo, el día de hoy recibo un e-mail de parte del comité paraolímpico donde me incluían en la nómina de los participantes. ¡Vaya vaya, qué sorpresa!
¿Como así aparecí en la nómina? Beto a saber. Qué suerte que tengo, al parecer. Nunca asistí a los exámenes médicos ni a ninguna reunión del comité, ni tampoco a la firma de documentos oficiales.
Por supuesto, no iré a ese torneo. Sería un conchudo asistir a él si ni  siquiera he visto una pelota de tenis estos últimos quince meses.
Con el perdón de todos, pero dejaría de ser peruano si asisto a este evento. De toda la nómina veo un par de argollas entre el staf que acompaña a la delegación, cuatro de los seis jugadores de tenis de campo no entrenan hace mucho, incluido yo. Dejo una pregunta en el aire: ¿Cuántos más de los veinte atletas van sin entrenar? No se trata de completar la nómina, señora jefa del comité paraolímpico peruano, no se trata que nos sancionen si no voy, como me dijo esta noche por teléfono. Se trata de tener conciencia, tener en las venas sangre. Se trata de ser peruano, se trata de ser honestos consigo mismos, de tener vergüenza al ir y hacer el ridículo y dejar a nuestro país en boca de todos, de convertirse en la burla de las demás delegaciones.
¿Sabe usted cuántos jugadores son escogidos a dedo o por argolla mientras los que en entrenan son dejados de lado? ¿Sabe usted cuántos jugadores no tienen canchas de tenis porque no se las facilita la federación deportiva peruana de tenis? ¿Sabe usted todo el esfuerzo que hace Pilar e Isabelino para entrenar y no tener apoyo de la federación de su país? 
Yo no quiero hacer el ridículo. Cuando al menos entrene cuatro horas diarias, cinco días a la semana, voy a participar, y si alguien quiere irse de viaje, que entrene, que se lo gane, que la sude. Para ir a pasear o a hacer turismo que lo hagan con sus propios medios, dejen de escudarse en su discapacidad y aprovecharse de lo poco que les cuesta a otros ganárselo.
Por favor, retírenme de esa lista que el hecho de verme incluido me da vergüenza ajena.




Erick.