jueves, 17 de enero de 2013

Tenemos corazón para rato

Llego casi una hora tarde, qué frescura la mía. Esta cita cita con el cardiólogo la he esperado hace casi seis meses. La primera cita la perdí por andar pensado en cosas del corazón (el amor, maldito corazón romántico, apasionado y triste). Entro al ascensor que esta atestado, felizmente sólo tengo que subir un piso. Al abrirse las puertas de elevador me encuentro con el consultorio al frente. Salgo con prisa del elevador llevándome con las llantas de la silla de ruedas unos pies de uno de sus desafortunados ocupantes, giro un poco la cabeza y le pido disculpas. Él con su mirada casi me come. Me acerco a la puerta del consultorio. Mi nombre figura en la lista, soy el paciente decimoquinto. Al frente unos ancianos esperan su turno, les pregunto por la doctora. Uno de ellos se despacha con un rollo de cinco minutos. Al final me dice que había salido una anciana de casi 70 años hace poco, pero primero tenía que subir al quinto piso y hacerme una electrocardiograma, que todos se lo hacen antes de pasar por el medico. Observo a los pacientes que eran cinco ancianos, todos tienen su electrocardiograma en la mano. Le agradezco por su ayuda al anciano. Giro rápidamente al ascensor y por obra de la fortuna se abre y está vacío y sube. ¿A esta hora vacío y sube? Bueno, no quiero especular sobre ese hecho. Llego al consultorio donde tengo que tomarme  el electrocardiograma. Tardo unos diez minutos en salir con los resultados, ya de regreso en el consultorio del cardiología la doctora hace su aparición. Sale  a la puerta con su lista, dice un nombre que no es el mío y uno de los anciano se para y va hacia ella. Después me menciona, le respondo que yo soy Erik García. Los demás me miran. Parecen molestos. Al ingresar al consultorio la doctora me recibe el electrocardiograma, lo ve por unos segundo cuenta las líneas yo sin entender nada le respondo que tomo dos pastillas diarias después de escribir. Me dice que continúe con las pastillas y que mi corazón está bien. Me manda una orden para un ecocardiograma a fin de despistar cualquier complicación. Al retirarme del consultorio pienso en cuál sería la causa de la estabilidad de mi corazón. ¿Serán las pastillas? ¿El hecho que esté fumando menos o el amor? Espero que sea la última alternativa, y si es la ultima alternativa, qué voy hacer cuando me falte...
E.

No hay comentarios:

Publicar un comentario